Para hacer frente a los enormes desafíos climáticos, económicos y sociales las compañías están acelerando su ritmo de transformación. El mercado, los inversores y los consumidores están demandando que las empresas generen impacto positivo con lo que hacen o, al menos, contribuyan a minimizar el impacto negativo.
Los desafíos marcados para 2030 suponen un horizonte para la mayor parte de las grandes empresas. Pero hasta entonces, hay mucho por hacer. El viaje es largo, y requiere compromiso de la dirección, implicación de la empresa de forma transversal y rigurosidad en la metodología en la que se fijan y se miden los objetivos.
Hemos invitado a Ángel Pérez Agenjo, fundador y socio director de Transcendent y parte de la familia UnLimited Spain, a que nos cuente un poco sobre el viaje del Impacto Empresarial.
Pero antes…
Un poco más sobre Ángel Pérez Agenjo…
Durante 20 años trabajó en la compañía farmacéutica Eli Lilly and Company como director general de Dinamarca y director de Marketing, Transformación y Operaciones para Europa Australia y Canadá.
Puso en marcha Emprende inHealth, el primer programa de aceleración de emprendimiento social en salud de España junto con UnLimited Spain.
En 2017 dejó Lilly para fundar Transcendent, una consultora estratégica especializada en Impacto Empresarial y gestión activa de parámetros ESG que acompaña a compañías de múltiples sectores, familiares, multinacionales y del IBEX 35 en dar respuesta a los retos sociales y medioambientales transformándolos en oportunidades de mejora de su actividad y negocio.
Es profesor invitado en la Universidad de Navarra, el IE, mentor de emprendedores sociales y multiplicador B.
La ruta vital para mejorar tu negocio
El viaje hacia el impacto es un proceso largo, apasionante, pero no exento de dificultades. El objetivo pasa por acabar generando impacto positivo con la actividad que se desempeña. Este sería el último escalón. Pero hay escalones intermedios en los que se encuentran muchas empresas y que también son positivos. Desde la RSC tradicional, a la sostenibilidad, o el desempeño ESG, todos ellos son etapas en la evolución hacia el impacto.
A todos nos suenan empresas nativas del impacto. Es el caso de muchos emprendedores sociales o de empresas cuyo modelo de negocio desde el origen estaba concebido para generar impacto.
Entre ellas, tenemos ejemplos como Auara, Holaluz, Ecoalf, Recircular o Patagonia, entre otras muchas.
Empresas tradicionales que se están transformando para generar impacto
La mayoría de las empresas tienen por delante el reto de adaptar su modelo de negocio a un modelo de negocio de impacto. Son empresas tradicionales, como IKEA, Capsa, Danone o Acciona, que están no sólo gestionando sus aspectos sociales y medioambientales para ser sostenibles, sino que están intentando ir más allá e intentar generar impacto desde su actividad habitual.
Ikea, por ejemplo, ha hecho una apuesta clara por la economía circular y por la innovación de productos dirigidos hacia la integración de la sostenibilidad en el negocio. También está generando impacto en la parte social, impulsando la creación de acuerdos para integrar a los refugiados, sobre todo a través de la inserción laboral.
El impacto está integrado en el negocio de la compañía a través de su propósito: “todos merecemos un verdadero hogar”. Y para ello está acelerando la transición de una economía de mercado a una economía basada en las personas. En España ha invertido 10 millones de euros en bajar precios de productos para cumplir con este propósito.
Acciona, por su parte, tiene una estrategia regenerativa de co-crear soluciones junto a sus grupos de interés para que sus propuestas incorporen un impacto positivo adicional maximizando su contribución a los ODS.
En el caso de Capsa, la matriz de Central Lechera Asturiana, que ha puesto el foco en generar impacto en la parte social para garantizar la calidad de vida, la profesionalización y la sostenibilidad a los socios ganaderos. Pero no sólo. También está buscando el impacto con los productos que fabrica (que sean 100% naturales) y minimizando el impacto que genera sobre el entorno y las personas.
Y Danone, un paradigma de la sostenibilidad empresarial, que está dirigiendo sus esfuerzos a mantener el respeto a los ganaderos y a la agricultura sostenible. Además, está desarrollando el negocio basándose en un compromiso con la economía circular no sólo con envases sostenibles sino desarrollando modelos de distribución y reutilización para preservar los recursos naturales.
¿Cómo mejorar el impacto que se genera?
La mejor manera de mejorar el impacto de una empresa es midiéndolo. No se puede mejorar algo que no se mide. Hasta ahora las empresas medían sólo la rentabilidad financiera, pero cada vez más están empezando a introducir parámetros de medición, cuadros de mandos y herramientas de gestión de los activos ESG para utilizarlo como herramienta de mejora, de competitividad y de rentabilidad.
Según el estudio “La gestión de los aspectos ESG en las empresas cotizadas” de Transcendent, en 2020 sólo el 40% de las 85 compañías analizadas comunicaba objetivos medioambientales concretos y medibles. Este porcentaje descendía al 13% en el caso de los objetivos sociales.
Estamos terminando de analizar a esas mismas 85 empresas que cotizan en Bolsa con los datos de 2021, y las conclusiones confirman una aceleración en el ritmo de incorporación de los objetivos sociales y medioambientales en las empresas.
La brecha en cuanto a la fijación de objetivos medioambientales y sociales permanece, pero se reduce. Todavía queda un largo camino por recorrer, pero el salto ha sido significativo.
El siguiente gran reto de la empresa va a ser ir más allá de la gestión de los activos ESG. El siguiente escalón implica la generación de impacto positivo dese el negocio. Esto exige analizar la contribución social y medioambiental que hace la empresa en sus grupos de interés y gestionarlo de manera proactiva, comunicándolo y poniéndolo en valor para obtener así una ventaja competitiva frente a su competencia.
Así que, a partir de este momento, te invitamos a hacerte la siguiente pregunta:
Según tu propósito, ¿qué impacto estás generando? ¿Es coherente con tu razón de ser?
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