Quizá el título de este texto suene original, o al menos sugerente. Pero ¿Qué significa?
Me atrevo a afirmar que cualquier persona emprendedora puede hacer algo por mejorar una sociedad, cuanto menos, mejorable. Y para ello, la clave está en cambiar el mundo en primera persona; no en reflexionar sobre qué o quién debe cambiarlo. Desarrollando un impacto positivo en la sociedad y generando un efecto multiplicador. Ya sea en la otra punta del planeta, o en nuestro propio barrio.
¿De veras nos gustaría cambiar las cosas? Aun en el caso de que pensemos que toda la responsabilidad de nuestros problemas corresponde a la clase política, incluso en ese caso, también hay que actuar para que otros actúen. Si queremos transformar la realidad hay que tomar parte activa, siendo realistas, y siempre desde nuestras posibilidades. Tal y como dijo Gandhi muy sabiamente, la diferencia entre lo que hacemos y somos capaces de hacer resolvería la mayoría de los problemas del mundo. Y la verdad, no habría mucho más que añadir.
A menudo nos cuestionamos cómo pueden liderar instituciones que influyen tan notoria y directamente en el desarrollo de una sociedad, personas con poca aptitud y actitud para hacerlo. De igual manera, también observamos cómo personas muy capacitadas deberían situarse en otro lugar diferente al que están, con mayor poder y responsabilidad de la que tienen.
¿Por qué ocurre esto? El mundo lo cambian emprendedores, que en un momento de su vida han sido suficientemente sabios como para darse cuenta de que podían cambiarlo, y suficientemente valientes como para comenzar a hacerlo. A partir de ese planteamiento es cuando a esas personas suficientemente sabias y valientes, les llega la inspiración para cambiar las cosas. Tan perjudicial es para nuestro mundo la ignorancia valiente… como la sabiduría y la experiencia cobarde. ¿Sientes que como emprendedor, realmente no eres capaz de cambiar nada? Te invito a continuar leyendo.
Superemos el habitual freno a nuestra capacidad de generar un cambio, y dejemos atrás la clásica falta de tiempo o dinero para contribuir a resolver los grandes problemas de la humanidad. Es tan solo una cuestión de prioridades. Como emprendedores, comenzaremos a comprobar que, dedicar a diario unos momentos para pensar qué podríamos hacer por los demás, es perfectamente posible. Al menos durante ese rato desocupamos nuestra mente de otro tipo de pensamientos negativos o preocupaciones. Ya solo por esto último, merece la pena. Poco a poco van surgiendo ideas, conversaciones, impresiones, incluso nuevas alianzas, redes y entornos de trabajo. Nos damos cuenta de que no estamos solos en esto. Son muchas las personas que ya han decidido moverse, participar, actuar y ser parte del cambio a través del emprendimiento. Una vez dados los primeros pasos comienzan a llegar los primeros resultados. También las colaboraciones y el entusiasmo. Finalmente, llegamos a la conclusión que buscamos. Damos con la respuesta de qué está en mi mano, qué es aquello que puedo aportar a la sociedad desde la empresa. Tan solo hay que darle vida.
Nos ponemos en funcionamiento. Poco a poco se acaba aprendiendo a trabajar en red, compartiendo conocimiento y aumentando nuestras posibilidades de implementar ese proyecto para cambiar el mundo desde nuestra empresa. Salimos de esa espiral de conformismo, de echar balones fuera, y tomamos protagonismo en ese cambio que tanto anhelamos. Dejamos atrás la costumbre de analizar o identificar causas de la pobreza, el deterioro del medio ambiente o el desempleo, para empezar a luchar contra ello de forma activa. Empezamos a buscar soluciones. Descubrimos en qué consiste el concepto de liderazgo con un enfoque social, y cómo podemos llegar a ser parte de un efecto multiplicador para que entre todos, construyamos un mundo más justo y mejor.
Quizá te plantees: “Todo esto suena muy bien. Pero… ¿Y qué puedo hacer yo?” Compañero emprendedor, la conclusión final a este texto la dejo en tus manos. En tu capacidad de acción. En llegar a donde otros ya han llegado con esfuerzo y dedicación. ¿La clave? Cambiar la realidad en primera persona, no esperar a que la cambien otros. A partir de ahí… llega la inspiración para cambiar el mundo desde la empresa.
Escrito por Alfonso Basco, ex-coordinador de programas de UnLimited Spain.
Alfonso Basco