Este 29 de octubre celebramos nuestro décimo aniversario. Contra todo pronóstico, seguimos más vivos que nunca.

Hace 10 años, nos propusimos generar un cambio profundo en el valor real que las empresas aportan a la sociedad, más allá de la obligación de ser rentables económicamente.

Un enfoque que, una década atrás, no formaba parte de las prioridades estratégicas de la mayoría de las compañías. De hecho, salvo excepciones, no se nos prestaba atención.

Solo la coherencia, junto a una férrea fidelidad hacia nuestro propósito, nos ha permitido creer, crear y crecer de la manera en que lo hemos hecho.

Unlimited siempre ha sido una organización heroica, con una voluntad inquebrantable de cumplir lo que prometemos, pese a las dificultades, que no han sido pocas. Siempre hemos creído que el éxito en la vida tiene más que ver con la vocación de servicio que con cualquier otra cosa. Por eso, nuestra misión ha sido ayudar a las empresas a redefinir su concepto de éxito, elevándolo a la capacidad de trascender y dejar una huella que perdure más allá de su existencia como organización.

Si creemos en un mundo mejor y más justo, necesitamos que cada pieza del sistema asuma su responsabilidad. Sin duda, las empresas tienen una oportunidad única de convertirse en agentes clave del cambio.

«Ganar dinero haciendo lo correcto» debería ser el mantra de la nueva generación de empresas. Empresas mejores para el planeta. 

Nosotros asumimos ese rol hace una década, comprometiéndonos a ser impulsores de organizaciones que generen un triple impacto (social, medioambiental y económico). Hoy podemos decir con toda confianza que hemos cumplido con ese mandato.

Diez años atrás leía una definición de éxito de Ralph Waldo Emerson que marcó profundamente mi forma de ver la vida y el trabajo. Extraigo un párrafo que siempre llevo conmigo:

«…dejar el mundo un poco mejor, sea con un niño saludable, un jardín o una condición social mejorada; saber que, al menos, una vida ha respirado mejor gracias a que tú has vivido».

Por todos los años que vendrán, hasta que ya no seamos necesarios.

¡Seguimos para bingo!